La alineación consiste en ajustar la orientación de las ruedas para que apunten correctamente, mejorando la seguridad, evitando el desgaste irregular de los neumáticos y optimizando el consumo de combustible.

El montaje implica la instalación correcta del neumático en la llanta, garantizando un buen sellado, seguridad y desempeño adecuado del vehículo.

El balanceo equilibra el peso de las ruedas y llantas mediante la colocación de pesos estratégicos, eliminando vibraciones incómodas, protegiendo la suspensión y prolongando la vida útil de los neumáticos.

El mantenimiento de frenos incluye la revisión y reparación del sistema, inspeccionando y reemplazando componentes como pastillas, discos y líquido, asegurando que el vehículo frene correctamente y garantizando la seguridad en la conducción.

El uso de nitrógeno para inflar las llantas reemplaza el aire convencional por gas seco, mejorando la estabilidad de la presión, reduciendo la oxidación y extendiendo la vida útil de las llantas.